EL CAMBIO CLIMÁTICO

Se llama cambio climático a la modificación del clima con respecto al historial climático a una escala global o regional. Tales cambios se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitaciones, nubosidad, etc. En teoría, son debidos tanto a causas naturales a la acción del hombre.

El término suele usarse de forma poco apropiada, para hacer referencia tan sólo a los cambios climáticos que suceden en el presente, utilizándolo como sinónimo de calentamiento global. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático usa el término cambio climático sólo para referirse al cambio por causas humanas:

Por «cambio climático» se entiende un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos comparables

Artículo 1, párrafo 2

Como se produce constantemente por causas naturales se lo denomina también variabilidad natural del clima. En algunos casos, para referirse al cambio de origen humano se usa también la expresión cambio climático antropogénico.

Además del calentamiento global, el cambio climático implica cambios en otras variables como las lluvias globales y sus patrones, la cobertura de nubes y todos los demás elementos del sistema atmosférico. La complejidad del problema y sus múltiples interacciones hacen que la única manera de evaluar estos cambios sea mediante el uso de modelos dirigidos por ordenador que simulan la física de la atmósfera y de los océanos. La naturaleza caótica de estos modelos hace que en sí tengan una alta proporción de incertidumbre, aunque eso no es óbice para que sean capaces de prever cambios significativos futuros que tengan consecuencias tanto económicas como las ya observables a nivel biológico.

-Causas de los cambios climáticos

El clima es un promedio, a una escala de tiempo dada, del tiempo atmosférico. Los distintos tipos climáticos y su localización en la superficie terrestre obedecen a ciertos factores, siendo los principales, la latitud geográfica, la altitud, la distancia al mar, la orientación del relieve terrestre con respecto a la insolación (vertientes de solana y umbría) y a la dirección de los vientos (vertientes de barlovento y sotavento) y por último, las corrientes marinas. Estos factores y sus variaciones en el tiempo producen cambios en los principales elementos constituyentes del clima que también son cinco: temperatura atmosférica, presión atmosférica, vientos, humedad y precipitaciones.

Pero existen fluctuaciones considerables en estos elementos a lo largo del tiempo, tanto mayores cuanto mayor sea el período de tiempo considerado. Estas fluctuaciones ocurren tanto en el tiempo como en el espacio. Las fluctuaciones en el tiempo son muy fáciles de comprobar: puede presentarse un año con un verano frío (por ejemplo, el sector del turismo llegó a tener fuertes pérdidas hace unos años en las playas españolas debido a las bajas temperaturas registradas y al consiguiente descenso del número de visitantes, y el presente invierno ha sido mucho más frío de lo normal, no sólo en España, sino en toda Europa). Y las fluctuaciones espaciales son aún más frecuentes y comprobables: los efectos de lluvias muy intensas en la zona intertropical del hemisferio sur en América (inundaciones en el Perú y en el sur del Brasil) se presentaron de forma paralela a lluvias muy escasas en la zona intertropical del Norte de América del Sur (especialmente en Venezuela y otras áreas vecinas).

Un cambio en la emisión de radiaciones solares, en la composición de la atmósfera, en la disposición de los continentes, en las corrientes marinas o en la órbita de la Tierra puede modificar la distribución de energía y el equilibrio térmico, alterando así profundamente el clima planetario cuando se trata de procesos de larga duración.

Una teoría es que el ser humano sea hoy uno de los agentes climáticos, incorporándose a la lista hace relativamente poco tiempo. Su influencia comenaría con la deforestación de bosques para convertirlos en tierras de cultivo y pastoreo, pero en la actualidad su influencia sería mucho mayor al producir la emisión abundante de gases que, en teoría, producen un efecto invernadero: CO2 en fábricas y medios de transporte y metano en granjas de ganadería intensiva y arrozales. Actualmente tanto las emisiones se han incrementado hasta tal nivel que parece difícil que se reduzcan a corto y medio plazo, por las implicaciones técnicas y económicas de las actividades involucradas.

También hay factores moderadores del cambio. Uno es el efecto de la biosfera y, más concretamente, de los organismos fotosintéticos (fitoplancton, algas y plantas) sobre el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera. Se estima que el incremento de dicho gas conllevará un aumento en el crecimiento de los organismos que hagan uso de él, fenómeno que se ha comprobado experimentalmente en laboratorio. Los científicos creen, sin embargo, que los organismos serán capaces de absorber sólo una parte y que el aumento global de CO2 proseguirá.

Durante las últimas décadas las mediciones en las diferentes estaciones meteorológicas indican que el planeta se ha ido calentando. Los últimos 10 años han sido los más calurosos desde que se llevan registros, y algunos científicos predicen que en el futuro serán aún más calientes. La mayoría de los expertos están de acuerdo que los humanos ejercen un impacto directo sobre este proceso, generalmente conocido como el efecto invernadero. A medida que el planeta se calienta, disminuye globalmente el hielo en las montañas y las regiones polares.

-Desde el pasado hasta la actualidad

A finales del siglo XVII el hombre empezó a utilizar combustibles fósiles que la Tierra había acumulado en el subsuelo durante su historia geológica. La quema de petróleo, carbón y gas natural ha causado un aumento del CO2 en la atmósfera y produce el consiguiente aumento de la temperatura. Se estima que desde que el hombre mide la temperatura hace unos 150 años (siempre dentro de la época industrial) ésta ha aumentado 0,5 °C y se prevé un aumento de 1 °C en el 2020 y de 2 °C en el 2050.

A principios del siglo XXI el calentamiento global parece irrefutable, a pesar de que las estaciones meteorológicas en las grandes ciudades han pasado de estar en la periferia de la ciudad, al centro de ésta y el efecto de isla urbana también ha influido en el aumento observado. Los últimos años del siglo XX se caracterizaron por poseer temperaturas medias que son siempre las más altas del siglo.

-Planteamiento de futuro

Todos los informes publicados por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC) establecen que España padecerá un incremento de las lluvias torrenciales, más olas de calor, un aumento de la salinidad del mar y nevadas menos copiosas.

España se mantiene como el país de la UE que más se aleja de los objetivos de Kioto de reducción de emisiones.

Para el 83% de los españoles el cambio climático es un problema «muy serio» y solo el 2% considera que se ha exagerado.

Según la encuesta de 2007 de ecología y medio ambiente del CIS, más de la mitad de los españoles se consideran poco informados acerca de temas del medio ambiente, y un 48% además piensa que aunque los españoles están interesados, no están suficientemente preocupados por los problemas del medio ambiente, junto a un 29,3% que dice que tienen muy poco interés y preocupación por estos problemas. Estos datos chocan frontalmente tanto con las ideas apocalípticas de muchos respecto al cambio climático, como con las de los escépticos. Para formarse una opinión del tema es necesario tener una conciencia ecológica, fomentar una educación cívica y respetuosa con el medio ambiente, y conocer algunos datos básicos que respalden nuestros argumentos. También según este estudio, a la pregunta de cuáles son los dos problemas más importantes, relacionados con el medio ambiente, en el mundo, la respuesta mayoritaria es el cambio climático, según más de una cuarta parte de la población. A este le siguen otros estrechamente relacionados: la contaminación en general (15.2%), la contaminación atmosférica (10.3%) y la contaminación industrial (9.6). Pero el dato realmente alarmante de esta encuesta es que el estado del medio ambiente perjudica la salud de la población bastante para casi la mitad de la población y mucho a uno de cada cuatro. Quizá de ahí que los hábitos de consumo y ciertas actitudes y actividades como el reciclado se estén popularizando cada vez más. Este mismo estudio revela datos esperanzadores y arroja muy buenas cifras respecto a la conciencia ecológica de la población española.

Las iniciativas de los ayuntamientos contra el cambio climático empiezan a dar buenos resultados, aunque aspectos como el transporte, el principal emisor de los contaminantes gases de efecto invernadero (GEI), tienen todavía bastante que mejorar. Estas son algunas de las conclusiones del primer informe sobre las Políticas Locales de Lucha contra el Cambio Climático, realizado por la Red Española de Ciudades por el Clima, compuesta de 140 municipios (unos 18 millones de ciudadanos).

Las decisiones tomadas a nivel municipal son un elemento básico para frenar el cambio climático. Ello se debe en gran parte a que son los principales responsables de gestionar las políticas relacionadas con los sectores difusos (urbanismo, vivienda, tráfico urbano y residuos urbanos), los más difíciles de abordar a la hora de reducir emisiones de GEI.

En este sentido, a pesar de que el 67% de los Ayuntamientos han implantado medidas destinadas a calmar el tráfico, este apartado sigue siendo la principal fuente de GEI en las ciudades. El secretario general para la Prevención de la Contaminación y el Cambio Climático, Arturo Gonzalo Aizpiri, señalaba en la presentación del informe que «no se está haciendo lo suficiente» e insistía en la necesidad de la aplicación de planes de movilidad en todos los municipios.

A este respecto, el informe apunta como medidas que deben contemplan los planes de movilidad sostenible en la lucha contra el cambio climático, la promoción, mejora y extensión de las redes de transporte colectivo, el fomento de los desplazamientos más sostenibles y la pacificación del tráfico dentro de la red urbana.

Las diferencias apreciadas por tamaño de municipio son otro de los puntos interesantes del estudio. Paradójicamente, casi siete de cada diez habitantes en los municipios más pequeños (menos de 50.000 habitantes) utilizan el coche para ir al trabajo. A medida que aumenta el tamaño de los municipios se incrementa el uso del transporte colectivo, pasando del 10,3% en los de menos de 20.000 habitantes al 36,4% en los de más de 150.000. En cualquier caso, el transporte es el apartado que más contribuye a las emisiones de GEI en todos los tipos de municipios.

Por su parte, la industria es una fuente de emisiones de GEI relevante en los municipios de tamaño medio; la agricultura adquiere más importancia en los municipios de menos de 20.000 habitantes; mientras que los servicios, incluyendo el comercio, destaca en municipios de más de 150.000 habitantes.

Las medidas llevadas a cabo recientemente en los municipios están teniendo una repercusión positiva en la lucha contra el cambio climático, según los responsables del informe. Por ejemplo, la tasa de emisión per cápita en las ciudades de la Red ascendía en 2003 a 5,6 toneladas anuales de CO2 equivalente, cifra que aumentó en 2004 y 2005. Sin embargo, en 2006 se redujo hasta situarse muy cerca del valor inicial.

Ahora bien, el estudio encuentra importantes diferencias en la emisión de CO2 en función del tamaño de los municipios. Los de tamaño mediano (entre 20.000 y 150.000 habitantes) han sido los que más han reducido sus emisiones en 2006 respecto al año anterior.

En cuanto a las actuaciones para el ahorro y la eficiencia energética, el nivel de aplicación es «heterogéneo pero significativo». En términos generales, se ha reducido el ritmo de consumo de energía eléctrica en estas ciudades, que ha pasado de de crecer un 4 % durante 2004 y 2005, a crecer un 1,6 % en 2006.

Por su parte, casi la mitad de los Ayuntamientos ha emprendido campañas de sensibilización pública con esta finalidad y ha implantado sistemas de energías renovables en algún recinto municipal. Asimismo, casi un 60% ha aprobado ordenanzas fiscales con bonificaciones por la utilización de energías renovables, más de un 31% ha realizado auditorías energéticas, y un 15% ha promovido la arquitectura bioclimática.

El incremento de zonas verdes es otra de las medidas que se tienen cada vez más en cuenta: El 54% de los municipios ya prevé aumentar estos espacios en su planeamiento urbanístico. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las ciudades dispongan, al menos, de 10 a 15 m2 de áreas verdes por habitante, puesto que además de contribuir a la mejora de la calidad del aire, hacen de las ciudades lugares mucho más habitables.

-Medidas concretas en la lucha contra el cambio climático

Las medidas más destacadas que se están llevando a cabo desde las difFerentes administraciones son las siguientes:

-Fomento de las energías renovables (energía solar, eólica, etc.), en detrimento del uso de energías no renovables que utilizan combustibles fósiles (carbón, petróleo, etc.).

-Adaptación de los medios de transporte a energías limpias, mediante el empleo de motores híbridos e incluso puramente ecológicos (motores eléctricos o a base de hidrógeno, que se obtiene del agua).

-Sanciones a las industrias contaminantes.

-Reciclaje y reutilización de materiales, mediante la recogida selectiva de residuos en las ciudades.

-¿Qué podemos hacer nosotros?

Desde nuestros hogares podemos contribuir a luchar contra el cambio climático de muy diversas formas:

-Separación de residuos en el hogar, mediante cubos de clasificación de basura (papel y cartón, vidrio, plásticos, metal, etc.)

-Uso compartido de transportes.

-Uso responsable de energías (apagar luces y aparatos que no se están utilizando, sustitución de bombillas tradicionales por otras de bajo consumo, etc.)

-Colaboración en la defensa del medio ambiente, no arrojando basuras cuando vamos al bosque, ni objetos que puedan provocar un incendio (por ejemplo, cristales).

-Cuando termines de leer este artículo sobre el cambio climático, realiza las siguientes actividades:

http://www.naturgaia.net/peliculas/cambio_climatico.swf

http://estaticos.elmundo.es/elmundo/2001/graficos/abril/semana3/calentamiento.swf

http://www.accionatura.org/juegoAlertaCO2/

http://estaticos.elmundo.es/elmundo/2005/graficos/feb/s2/kioto2.swf

http://www.ambientech.org/activitats/castella/la_tierra/cambio_climatico/evidencias.swf

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